“Itinerarios”, un diálogo con Marta Timón que se expondrá en Ramsés del 8 al 15 de septiembre, entrelaza mis Fragmentos en blanco y negro con sus Itinerarios compartidos.

Fragmentos en blanco y negro –una serie en carboncillo sobre papel Ingres y formato 70 x 70- nace de mi interés por incorporar a la pintura una mirada femenina sobre el cuerpo masculino como paisaje, como objeto, desprovisto de las notas que suelen asociarse a la masculinidad (inteligencia, racionalidad, poder…). Una forma de representar al hombre por parte de la mujer que ha sido infrecuente en la pintura.

Opto, en esta serie, además, por el cuerpo masculino como ideal de belleza y con ello brindo homenaje al arte de la antigüedad, al clasicismo y al dibujo.

El cuerpo aparece únicamente en fragmento. La fragmentación elimina la individualidad y subjetividad del hombre; sirve a la objetivación y despersonalización que implica exponer el cuerpo masculino como un elemento más de la naturaleza, como deleite de la mirada. Pero, además, la representación fragmentada alude a que hay vida más allá del papel y, por tanto, una individualidad o subjetividad que escapa del cuerpo: no somos solo materia.

El carboncillo se obtiene de la combustión de pequeñas ramas de árboles o arbustos, lo que ayuda a reforzar la idea del hombre como mera realidad física, como parte de la naturaleza, como parte de la belleza de lo creado. Pero, sobre todo, el carboncillo es polvo, materia volátil cuyo uso apela a la condición mortal del hombre; a la condición temporal de la belleza y del cuerpo. Al polvo se lo lleva el viento, igual que al hombre y a su belleza se lo lleva el tiempo.

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